De eso, de lo otro y de aquello también. Información, investigación y difusión. BLOG VITAE.

25 de marzo de 2007

Museo de la palabra // La historia viva

El licenciado en letras, Jorge Dinoia, es el creador de un lugar muy particular: El Museo de la Palabra. Su fuerte atracción por la historia hizo que desde 1965 trabaje incansablemente en coleccionar 2800 voces distintas. En casettes, discos acústicos y grabaciones en papel y alambre, el museo contiene todas las formas de registro posible de la voz humana, con los respectivos reproductores y cuenta también con 300 documentos históricosEntre las joyas más preciadas hay un fonógrafo inventado por Thomas Edison en 1877, cuyas grabaciones se realizaban en cilindros, un gramófono Victor de 1903, completamente original, con bocina de roble americano y una vitrola de 1925.


El lugar, como lo denomina su director "reservorio de la cultura", posee documentos tan históricos como llamativos, como por ejemplo la fotocopia de la partida de nacimiento de Charles Gardes en Toulouse, Francia. En ese documento Berta Gardes reconoce el nacimiento de su hijo natural, "El Zorzal Criollo" Carlos Gardel.Entre las voces más conocidas se encuentran las de Sigmund Freud, Pablo Neruda, Leopoldo Marechal, Oscar Wilde, Alfonsina Storni, Gabriela Mistral, Manuel de Falla y Thomas Edison.Tiene además las historias del peronismo y el radicalismo con voces completas de los protagonistas. También cuenta con documentos sobre el nacimiento de la televisión, en 1931.El secreto del cuidado del material del museo es más que nada el orden, todo está rotulado y listado.

El reconocimientoPara poder llevar a cabo esta búsqueda constante de voces mundiales, el director del museo realizó gestiones con la UNESCO y las Naciones Unidas que le hicieron de nexo con diferentes países y así poder intercambiar los materiales más representativos de otros lugares con los de Argentina. Jorge Dinoa cuenta que en su larga trayectoria a cargo del museo, debió enfrentarse con muchos obstáculos de gente malintencionada, aunque también obtuvo ayuda de varias personalidades. "Por suerte hay gente que cree en la cultura y le interesa mi trabajo", cuenta el padre del museo declarado por la UNESCO como el segundo archivo de voces del mundo.Entre los colaboradores menciona a: Fernando Bravo, Susana Gimenez, China Zorrilla, Leonor Manso, Julio Lagos, José Luis Cristiano de la Asociación Agentes de Propaganda Médica, Horacio Salas ,actual Director de la Biblioteca Nacional, el Rotary Club de Villa Adelina y la Municipalidad de San Isidro.El fundador fue premiado varias veces, los diplomas y placas cuelgan entre los cientos de casettes. Se pueden observar: El Premio del Fondo Nacional de las Artes, la Manzanita de la Escuela de Periodismo TEA "Al Maestro", el Reconocimiento a Comunicadores y Medios Bonaerenses y el premio Historia del Senado de la Nación, además de ser declarado de Interés Municipal por la Municipalidad de San Isidro.

La voz del creador
Son invalorables los elementos que guarda este mágico lugar.Cuenta Dinoia, que hace diez años la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos ofreció comprarle todo el material por quinientos cincuenta mil dólares, obviamente dijo que no."Todo lo que tengo está en mi casa porque es el lugar más seguro para resguardar este pedazo de historia", dice este hombre que se autodefine como un personaje raro. En su labor lo ayuda su familia y sueña con que su nieto de dos años y medio sea su sucesor.Para explicar la importancia de lo que guarda celosamente expresa:"El archivo general de la Nación, tiene la cuarta parte del material fónico que tiene el museo".Yo comencé esto como un hobby, desde mi iniciativa personal y con imaginación, porque cómo dijo Leonardo Da Vinci: "La artesanía es un oficio, la imaginación un arte" y agrega, "hay gente que no perdona la imaginación".Dinoia dice que le da importancia al valor interior de las personas y su interés por aprender. "Entrego todo lo que tengo, la avaricia de la cultura es la peor de todas" y menciona para fundamentarlo un hecho que lo llenó de bronca, cuando el ex gobernador de Tucumán, Julio Miranda, justificó una quita al presupuesto educativo diciendo: "Fíjense hasta donde llegué y eso que no tengo ni el sexto grado completo".Para Dinoia cuesta mucho revertir esto, es un ferviente defensor de la cultura y asegura que con ella se pueden hacer muchas cosas. Cree que con educación no hay crímenes ni drogas, que la cultura no tiene fronteras."No creo en la gente que pone excusas a la hora de aprender y leer, decir que un libro cuesta caro, es un cuento chino. Cualquier biblioteca, aún las más humilde, cuenta con dos mil o tres mil ejemplares, entre ellos de literatura básica universal", asevera.

El lema del museo es recuperar las cosas que el tiempo se lleva, por eso es inevitable preguntarle si tiene buena memoria y su respuesta no hace más que corroborar el porqué de su obra: "Para el pasado sí, para el presente no. La Argentina dejó de ser lo que yo he conocido, se ha dejado de lado la cultura y la educación, por eso me cuesta mucho ponerme en contacto con algunas personas" se detiene a pensar por unos segundos y prosigue "yo creo en los grandes caballeros de la cultura que tuvo y tiene este país, Alfredo Palacios, Ramón Castillo, Saavedra Lamas, Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato .... a ellos los siento mis pares, ya casi no tengo camaradas con quienes hablar".
Participaciones del museoDesde el nacimiento del Museo los visitantes han sido variados, se acercaron personas de Italia, Rusia y otros países europeos a buscar voces. Escuelas de periodismo y escuelas generales siempre acuden requiriendo material. La institución ha colaborado con la Biblioteca del Congreso de la Nación y en El Libro Parlante de la Biblioteca Argentina para Ciegos. En cine participó en dos películas, Permiso para pensar, con Alberto de Mendoza y en una biografía documental de Victoria Ocampo, aportando grabaciones de época.A través de la historia del museo, Dinoia trabajó para la revista El Gráfico, los diarios La Nación y Clarín, en el programa de radio de Esteban Mirol y la Secretaria de Cultura de la Nación.
AnécdotasCon una tranquilidad que asombra, el director cuenta: "Tardó ocho años en conseguir la voz del argentino Enrique Finochietto, uno de los diez mejores cirujanos del mundo del siglo XX". Y esto no es nada, hace treinta y cinco años que busca un registro de la voz de Hipólito Irigoyen.

El deseo

"Quisiera que nunca se dejen de escuchar las voces de todos los que ennoblecen las palabras", Jorge Dinoia.Como no podía ser de otra manera, El Museo de la Palabra se difundió siempre de voz en voz. Al encontrarse montado en la propia vivienda del director, los interesados en visitarlo deben llamar y coordinar una cita. El teléfono es 4766-8746 y queda en la localidad de Villa Adelina, Partido de San Isidro.

Para periódico ETC MAGAZINE. noviembre 2003