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25 de marzo de 2007

La técnica clown

Una particular integración y complicidad con el espectador, amplia destreza física y trabajo interior profundo, son las cualidades mas sobresalientes y destacadas del clown.




El gran y viejo payaso, Carlos Calostro, mira fijo al público y confiesa que extraña el circo, su mirada trasmite ternura y la transparencia de ese gesto, hace que la gente que lo observa desde las butacas, sienta que no existe distancia entre el escenario y ellos. Esta escena ocurre cuando Walter Velásquez, actor y profesor de clown, encarna en la obra infantil Esfúmese Benito a un payaso viejo de profesión y de edad, que está en el ocaso de su carrera.


El clown es una de tantas técnicas que tiene el teatro, es el método de actuar del payaso trasladado al universo del actor. El artista que hace clown crea su propia rutina y su propio personaje sin tener que seguir tradicionalmente a un director. En teatro esta sistema consiste en contactarse con el público rompiendo la cuarta pared, la que separa al actor del espectador. Un actor clown se diferencia de otro que no lo es por el estado físico: entrena, trabaja mucho con el cuerpo, realiza caídas, acrobacia y además tiene una conexión con el espectador a partir de la mirada, aunque no hable está comunicándose con él. Según Walter, "te hace salir al pibe que tenés adentro, el clown me ayudó mucho, me saca a flote y me hace tirar para adelante. También me dio la oportunidad de conocerme más, de quererme más, me enseñó a reconciliarme con el niño que fui alguna vez".

En cuanto a lo actoral, Walter explica que "la técnica me dio el espacio para encontrar una forma de crear mis personajes, siempre en base a mis vivencias".El joven actúa desde los 15, hace clown desde los veinte y enseña el oficio desde hace 7 años, "comencé a practicar la técnica para ver de que se trataba y me sentí bien como actor utilizándola, así llegue a convertirme en profesional y comencé a dar clases y a dirigir". El actor confiesa que ser profesor de clown lo ayudó a pagar la olla, que le gusta mucho dar clases, pero que su mayor placer es actuar. La actuación es su mayor felicidad, lo descubrió cuando estaba cursando tercer año de medicina y tuvo que decidir entre ir a hacer una obra de teatro infantil o presentarme en un examen. Obviamente eligió la obra. "Cuando la vocación te tira no lo podes evitar" expresa con alegría.

Existen tres tipos de clown, el carablanca que es el que está al mando y representa el poder o la autoridad, el del medio, también llamado Tony que no es tan vivo como este, ni tan bobo como el posterior, y el tonto que es el más débil, al que todo le queda grande, es torpe y le sale todo mal. Para hacer una comparación podemos recordar a los tres chiflados, Mou sería el primero, Larry el del medio y Curly el tonto.

De por sí el clown es tímido y callado, se despierta en escena. "Para los actores es muy productivo practicar la técnica, porque te convierte en un actor distinto" cuenta Walter. "Si en una obra protagonizada por un clown, hay que reemplazar al personaje, es difícil que venga otro actor y lo haga igual, ya que tu personaje tiene que ver mucho con vos, porque para componerlo sacaste cosas muy tuyas que tienen que ver con tu humor y con cosas que traes de toda la vida". El reemplazante va a tener que inventar gestos y miradas propias, y entregarse de lleno, aún así no podrá igualar al antecesor.

Esta forma de actuar es única "a veces te encontrás haciendo cosas que nunca pensaste que ibas a hacer, o te acordás de otras que hacías cuando eras pibe y sólo vos sentís realmente la emoción que eso te causa" relata Walter.

La práctica de la acrobacia y la continua ejercitación física que tiene el clown, es un método de reconciliación con el cuerpo. Actualmente es recomendado para acompañar tratamientos psicológicos y otras terapias porque ayuda a conocerse, ayuda a crear y alimentar el espíritu.


Para periódico ETC MAGAZINE. enero 2004.